Economia

Tu auto pronto podría ‘leer’ tu estado de ánimo

The New York Times

2017-04-23

Nueva York— Cuando compras comida para gato en línea, Amazon sabe quién eres. Cuando buscas las tarifas aéreas más bajas para tus vacaciones de verano, Google sabe quién eres. Pronto, al volante de tu auto, este también podrá reconocerte.
Con cámaras y software de reconocimiento facial, así como otros indicadores biométricos, los fabricantes de vehículos buscan personalizar la experiencia de manejo con autos que automáticamente te devuelven la mirada, ajustan los asientos y los modos de manejo. Incluso, podrán anticiparse a lo que quieres y deseas al tocar tu música favorita tomando en cuenta tu estado de ánimo. No se trata solo de comodidad, sino también de la posibilidad de mejorar la seguridad en todos los sentidos.
“No se trata sólo de personalización”, dijo Zachary Bolton, un ingeniero en tecnología y sistemas en Continental Automotive Group, al explicar la sofisticación de dichos sistemas. “Podemos usar el brillo, el parpadeo de los ojos, para determinar con precisión en qué dirección estás mirando”. Así es como los ingenieros pueden ajustar dinámicamente la llamada interfaz hombre-máquina, añadiendo información clave –sobre, digamos, si hay un vehículo detenido más adelante o que estás a punto de exceder el límite de velocidad– directamente en el campo visual del tablero del conductor o en una pantalla sobre el parabrisas. A la inversa, al rastrear los movimientos del ojo hacia abajo, el auto puede “ver” que el conductor se distrae y emitir una alarma.

––Diferentes prototipos
Continental ya ha hecho demostraciones de sistemas incorporados en los automóviles que permiten a los conductores registrar sus rostros usando algo tan simple como la fotografía de la licencia de conducir. En el interior del vehículo, una cámara infrarroja sirve para superar posibles obstáculos como las gafas de sol, que podrían impedir a una cámara de video convencional. Poner la cámara en el conjunto central de instrumentos también permite ubicar los ojos del conductor, incluso si lleva puesto un sombrero.
Una vez que el auto sabe quién eres, los sistemas en los vehículos como el prototipo de Chrysler, Portal, automáticamente ajustarían el asiento para hacerlo lo más cómodo posible, seleccionaría un modo de conducción (por ejemplo, a un conductor le puede gustar que el auto haga el mayor esfuerzo; mientras que a otro le gusta asumir el control en el modo deportivo) y sugeriría un destino con base en el comportamiento pasado del conductor.
Observar la cara del conductor también puede darle al automóvil pistas importantes sobre el estado anímico del conductor.
Durante varios años, los fabricantes de autos como Ford y las compañías tecnológicas como Intel se han interesado en determinar si el conductor está feliz o triste. Dependiendo de nuestro humor, el vehículo podría cambiar la música, para que suene una canción animada de los Beach Boys, además de cambiar la iluminación interior para mejorar nuestra actitud.
Por ejemplo, el prototipo de Honda, NeuV, tiene un enorme tablero con pantalla de LCD que se puede personalizar y una computadora a bordo, conectada a la nube, que recurre a la inteligencia artificial para interactuar con los conductores. NeuV utiliza lo que la empresa llama, con falsa modestia, “motor de emociones” para echar a andar la conversación y su asistente personal automatizado puede leer “vibraciones en la piel del rostro” para ayudar a aislar la voz del conductor y entender mejor los comandos de voz.

––‘Adelantando’ el futuro
Algunos elementos de la experiencia de manejo personalizada ya están llegando a los automóviles. Para fin de año, Ford planea añadir el asistente personal Alexa de Amazon a algunos de sus vehículos, declaró Dave Hatton, director de Aplicaciones Móviles de Ford para vehículos conectados.
No solo permitirá que estaciones de música personalizadas se reproduzcan mediante un comando de voz, sino que también los conductores podrán realizar varias tareas a la vez, como añadir artículos a una lista de compras con solo unas cuantas palabras.
Tal comodidad puede traer desventajas sobre la privacidad.
“Es una gran preocupación”, mencionó John Simpson, director de Proyectos de Privacidad en Consumer Watchdog, un grupo de defensoría sin fines de lucro. “Toda esa información se encuentra en una base de datos sin tu consentimiento o conocimiento sobre cómo se van a utilizar”, dijo, y agregó que había poca o quizá ninguna regulación gubernamental para limitar dicho uso.
(John R. Quain / The New York Times)

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