Economia

México quiere que EU se apure a renegociar el TLC

The New York Times

2017-03-29

Nueva York— Durante más de dos décadas, el libre comercio ha estado en el corazón de las relaciones entre México y Estados Unidos, y ha sido responsable de un flujo de artículos como vehículos, componentes electrónicos y aguacates hacia el norte, así como de maíz barato, ganado y software hacia el sur.
Para los líderes mexicanos, ese intercambio era central, vital y no negociable. Al menos hasta que llegó el presidente Donald Trump y prometió anular los casi 500 mil millones de dólares anuales del comercio entre los dos países si no se lograba renegociar algo más favorecedor para Estados Unidos.
Ahora los políticos de México tienen una nueva prioridad: insistirle a sus contrapartes estadounidenses para que se apresuren y actúen.
Aunque desde hace tiempo el libre comercio es cuestión de fe en México, la incertidumbre respecto del Tratado de Libre Comercio de América del Norte está afectando al país de manera negativa.
La inversión extranjera disminuyó de forma abrupta y las empresas están ahorrando sus capitales para ver cómo terminan las cosas. El año pasado, este tipo de inversión disminuyó un seis por ciento, un preludio de lo que los analistas predicen que será una caída del 21 por ciento en 2017.
Si a esto se le suman las fluctuaciones del peso, una disminución en las expectativas de crecimiento, una tasa de interés que va en aumento y una inminente resistencia política, el apuro se hace evidente. México y sus inversionistas necesitan certezas.
Hasta el momento, los estadounidenses no se las están dando y no parecen apurados por eso. Este mes, el secretario de Comercio, Wilbur Ross, comentó que las negociaciones comenzarían cuando el año haya avanzado más, después de un período de consultas con el Congreso, que aún no ha comenzado. La demora ha irritado a los mexicanos, quienes ni siquiera quieren renegociar el tratado.
“Desde la perspectiva estadounidense y la de Trump, este es un problema meramente opcional”, afirmó Michael Camuñez, presidente de ManattJones Global Strategies y secretario adjunto de Comercio en el gobierno de Obama. “Han tomado una de las relaciones comerciales más productivas del mundo y, aunque sea difícil de creer, la han convertido en un problema”.
Lo que impulsa la presión es el delicado ambiente político de México. Los índices de aprobación del presidente Enrique Peña Nieto son casi de una sola cifra y las demoras para esclarecer el futuro del TLCAN podrían perjudicar no sólo el crecimiento, sino también el empleo en un momento en que el Gobierno no puede darse el lujo de perder apoyo.
“Cuanto más esperemos, más difícil será que Trump consiga lo que desea, porque la presión nacionalista sobre Peña Nieto será acumulativa”, sostuvo Pamela Starr, profesora adjunta de relaciones internacionales en la Universidad del Sur de California.
El Gobierno mexicano ha incrementado sus críticas a la postura de Trump con respecto al TLCAN. El secretario de Economía de México, Ildefonso Guajardo, declaró que no se firmará ningún acuerdo que no se acomode a las necesidades del país e incluso dio una lista de puntos no negociables: cualquier discusión sobre pagar el muro fronterizo, gravar las remesas o imponer un supuesto ajuste fiscal en la frontera.
—Conciencia de lo que implica
Una creencia que empieza a calar en el mundo de los negocios, entre los académicos e incluso entre funcionarios públicos es que los miembros del gabinete de Trump comprenderán la importancia del TLCAN y tratarán de conservarlo y ampliarlo, pero no destrozarlo.
“Si conoces el tipo de cadena de valor que manejamos, entenderás que es un mundo muy difícil de destruir, casi imposible”, dijo Juan Pablo del Valle Petrochena, director ejecutivo de Mexichem, un fabricante mexicano de químicos y material de construcción.
Si las negociaciones se retrasan hasta el 2018, se realizarán en un año de elecciones presidenciales. De hecho, algunos analistas sugieren que Peña Nieto podría dejárselas a su sucesor si se demoran demasiado. Y eso, en opinión de algunos, podría ser desastroso para los que esperan que se conserve el TLCAN.
Hasta ahora, el candidato que se cree tiene las mejores posibilidades de ser elegido es Andrés Manuel López Obrador, un populista cuya postulación se ha visto muy beneficiada por la elección de Trump. López Obrador, quien ha sido candidato en dos ocasiones y casi ganó en 2006, ha prometido acabar con la relación de “subordinación” con Estados Unidos y concentrarse en asuntos nacionales.
Es poco probable que, si gana, sea tan conciliador en las negociaciones como el gobierno actual. “La tentación de simplemente aplazar la negociación y que se convierta en un problema del nuevo presidente es real”, añadió Elizondo.
(Paulina Villegas colaboró en este reportaje)

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