Economia

Bolsas de aire más baratas llevan a Takata a crisis letal

The New York Times

2016-08-28

Afinales de los años 1990 General Motors recibió una oferta inesperada y atractiva. Takata, un proveedor japonés poco conocido, había diseñado una bolsa de aire automotriz mucho más barata.
General Motors contactó a su proveedor de ese producto –la empresa suecoamericana Autoliv– y le solicitó que igualara el diseño más barato o correría el riesgo de perder el negocio con la automotriz, según relató Linda Rink, quien en ese tiempo era una científica de alta jerarquía de Autoliv, que tenía asignada la cuenta de General Motors.
Sin embargo, los científicos de Autoliv estudiaron la bolsa de aire de Takata y encontraron que dependía de un compuesto peligroso y volátil para su inflador, una parte crucial que permite que la bolsa de aire se expanda.
“Nuestra respuesta fue: ‘No podemos hacer eso. No vamos a usar ese material’”, dijo Robert Taylor, quien fue jefe de químicos de Autoliv hasta el 2010.
Actualmente, ese compuesto es la causa principal del retiro automotriz más grande en la historia por cuestiones de seguridad.
Por lo menos, 14 personas han muerto y más de 100 han resultado lesionadas por la falla de los infladores elaborados por Takata.
Más de 100 millones de esas bolsas de aire han sido instaladas en autos de General Motors y otras 16 automotrices en Estados Unidos.
Los detalles del proceso de toma de decisiones de General Motors hace casi 20 años, que no había sido reportado anteriormente, sugiere que al tratar de ahorrarse unos cuantos dólares por cada bolsa de aire se puso en riesgo un aparato que es crucial para la seguridad, dando como resultado las muertes de los pasajeros.
Los hallazgos también indican que las automotrices jugaron un papel mucho más activo en el preludio de la crisis; en lugar de ser víctimas de los errores de Takata, presionaron a sus proveedores para que antepusieran el costo a todo lo demás.
“General Motors nos dijo que iban a comprar los infladores de Takata a menos que nosotros hiciéramos uno más barato”, dijo Rink.
A su equipo le dijeron que los infladores de Takata era como 30 por ciento más baratos por módulo, agregó, lo cual representaba un ahorro potencial de varios dólares por bolsa de aire. “Eso desató el pánico sobre la manera en que podíamos competir”.
Tom Wilkinson, portavoz de General Motors, que fue reorganizada como una nueva empresa después de declararse en bancarrota en el 2009, comentó que las discusiones de Takata “ocurrieron hace dos décadas entre la antigua General Motors y un proveedor”, y por lo tanto, “no era apropiado que nosotros comentáramos sobre eso”.
“Sabíamos que General Motors estaba adquiriendo infladores de bajo costo de otras empresas”, comentó Chris Hock, ex miembro del equipo de Taylor, quien dejó de trabajar en Autoliv en el mes de abril. 
“Ése era un camino peligroso”, agregó.
Siguen en el mercado
Aún con ese retiro récord, los accidentes mortales y la crucial investigación del nitrato de amonio, Takata sigue manufacturando bolsas de aire con el compuesto –y las automotrices siguen comprándoselas.
Esas bolsas de aire aparecen en los modelos 2016 de siete automotrices, también han sido instaladas en autos como reemplazo de las bolsas de aire que han sido retiradas.
Takata comentó a través de un comunicado que habían tomado medidas para proteger el nitrato de amonio que usan en contra de los cambios de temperatura, que junto con la humedad son los factores principales que contribuyen a su volatilidad.
La manufacturera dio a conocer que también estaba estudiando, junto con los reguladores de seguridad y algunas automotrices, los infladores con un agente secante “para entender mejor y cuantificar la vida del servicio”.
Problemas
El proveedor japonés había estado fabricando cinturones en Estados Unidos desde mediados de los años 1980, sin embargo, su negocio de las bolsas de aire, que empezó en los años 1990, se encontraba en problemas.
Una generación anterior de bolsas de aire que fueron vendidas a Nissan tenía el problema de que se abrían con mucha fuerza. Esas bolsas de aire estuvieron vinculadas en por lo menos 40 lesiones en los ojos en los años 1990.
Takata empezó a experimentar con propulsores alternativos.
Sin embargo, en 1997 su planta de infladores establecida en Moses Lake, Washington, se vio afectada por una serie de explosiones que destruyeron el equipo y acortaron considerablemente su producción, de acuerdo a los reclamos hechos en ese momento por la empresa a las aseguradoras.
Después de la explosión, Takata se vio forzada a comprar infladores a sus competidores y trasladarlos vía aérea a las automotrices de todo el país.
El negocio de la empresa en Estados Unidos tuvo problemas “para mantener su viabilidad corporativa”, dijo Takata en una demanda que entabló en contra de su aseguradora.
Fue debido a esa dificultad que Takata empleó un nuevo componente más barato, nitrato de amonio, en sus infladores de las bolsas de aire, de acuerdo a ex empleados.

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