Economia

Emprenden campaña en la India vs consumo de ganado vacuno

Associated Press

2015-04-16

Nueva Delhi— Cada mañana antes del amanecer, cientos de camiones cargados con búfalos entran en el gran recinto del matadero de Nueva Delhi, donde varios jóvenes se apresuran a descargar la mugiente mercancía. Evitando las plastas de estiércol fresco, sacan a los animales de los vehículos, llevándolos a la subasta diaria y después al matadero. El trabajo es duro y la paga escasa.
Pero el negocio es enorme. Pese a la creencia hindú de que las vacas son sagradas –y al hecho de que su sacrificio está prohibido en la mayor parte del país– India es el quinto consumidor de ternera y el segundo exportador en el mundo. La carne, que en India procede de toros y búfalos, es muy popular en algunas comunidades, especialmente entre los hindúes de castas inferiores y millones de musulmanes y cristianos.
Tras la victoria electoral el año pasado del partido nacionalista hindú Bharatiya Janata, del primer ministro Narendra Modi, los grupos hindúes más estrictos presionan para expandir el veto al sacrificio a todos los tipos de ganado vacuno, hembras o machos. Los comerciantes de carne, muchos de los cuales heredaron su oficio de generaciones previas de sus familias, temen por su empleo.
“Es una decisión política”, dijo Mohamed Aqil Qureshi, presidente de la Asociación de Bienestar de Comerciantes de Búfalos en Ghazipur, el barrio de Nueva Delhi donde se encuentra el matadero. “Quieren complacer a los hindúes y acosar a los musulmanes”.
Los pobres serían más afectados por el veto, señaló Qureshi.
“Esto es comida de gente pobre, una fuente clave de nutrición para millones de personas”, señaló.
El mes pasado creció el temor entre los comerciantes de carne cuando el segundo estado más poblado del país, Maharashtra, extendió la prohibición de sacrificio para incluir a los toros.
Aunque los búfalos no se mencionaban en la nueva ley, la carne de búfalo desapareció con rapidez de la mayoría de las carnicerías del estado ante el miedo a sufrir ataques violentos si se confundía con carne de vaca.
La ley conlleva un duro castigo: no hay fianza para cualquiera condenado por vender o poseer carne de ternera, que se expone a una pena de cinco años de cárcel y 200 dólares de multa, una cifra desmesurada para los indios pobres.

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