Ulises Díaz
Reforma
Distrito Federal— Tener empleo en México no implica escapar de la pobreza. De acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), 18.5 por ciento de la fuerza laboral no cuenta con el ingreso suficiente para cubrir sus necesidades básicas.
Es por eso que contar con un empleo ya no es garantía de poder adquisitivo y el hecho de que haya una parte de la población que aun trabajando esté en condiciones de pobreza es preocupante, revela el informe recién publicado: “Todos a bordo: haciendo posible el crecimiento incluyente”.
El país, es entre las naciones miembro de este organismo, el que tiene el porcentaje más alto para incidencia de pobreza en empleo, seguido muy de cerca de Turquía donde la tasa es de 18 por ciento, después Chile e Israel, ambos con tasas cercanas al 15 por ciento.
“Mantener un empleo es un medio para escapar de la pobreza pero en ciertos casos no es suficiente, puesto que entre los países OCDE un promedio de 8 por ciento de la población en edad trabajadora está en esta condición”, señala este documento.
“La población en esta condición está volviéndose un problema entre los países miembro que tienen una tasa de más de 18 por ciento, como es el caso de México, Turquía, Chile, Israel, Japón y Estados Unidos”, precisa el reporte.
Esta condición se acentúa para ciertos grupos de población, por ejemplo, para padres o madres solteros o parejas con hijos pero de un sólo ingreso.
En este informe, la OCDE señala que la desigualdad en ingresos, entre ricos y pobres, está en su nivel más alto y esto tiene un efecto debilitador en el crecimiento económico y el bienestar. México es entre las 34 economías OCDE el segundo donde más inequidad existe, sólo por debajo de Chile.
En el promedio OCDE, el ingreso promedio del 10 por ciento más rico de la población fue de nueve veces y medio superior al del 10 por ciento más pobre. En el país esta brecha es de 27 veces.
“La desigualdad debilita las sociedades y daña a las economías, no es suficiente para poner en práctica políticas que potencialicen el crecimiento, también debemos asegurarnos de que los beneficios del crecimiento sean compartidos por todos. Este es uno de los desafíos más urgentes que enfrentamos hoy”, señala el reporte.
El informe señala que las políticas para hacer frente a la creciente brecha entre ricos y pobres sólo tendrán éxito si también van más allá de los ingresos y abordan temas como mejor acceso a una educación de calidad, la salud y la infraestructura pública.