Economia

Sidra vuelve a las mesas de Estados Unidos

AFP

2012-12-31

Washington— En Ripple, un restaurante de moda en Washington, el responsable del bar, Josh Berner, no tiene dudas: cada vez más clientes se inclinan por la lista de sidras. “Es cada vez más popular”, asegura, y agrega que “hace dos años la gente hubiera despreciado la sidra, pero hoy causa furor”.
“La sidra está renaciendo”, afirma Chuck Shelton, de 50 años y originario de North Garden en Virginia, a 200 kilómetros al sudeste de Washington, cuya prensa de sidra está rodeada de un vasto huerto plantado con mil 500 árboles frutales con unas 200 variedades de manzanas.
Shelton instaló en 2008 la segunda sidrería artesanal en este estado, y en la actualidad existen ocho. Su primera cosecha de “sidra dura” -un término utilizado para diferenciar a esta bebida de la sidra sin alcohol, muy popular en EU- produjo 10 mil botellas. Tres años más tarde vendía 36 mil.
El éxito de su sidrería familiar Albemarle Cideworks refleja una tendencia cada vez más firme en EU, un país de cerveza donde la sidra, muy consumida por los primeros colonos llegados de Europa, ha vuelto de forma contundente.
Según la publicación especializada Shanken News Daily, el mercado de la sidra, aún siendo un “nicho” en comparación con la cerveza o el vino, registra un “crecimiento estridente” con un alza de 23% en 2011, hasta haber alcanzado los 70 millones de botellas. En este sentido, la empresa del sector USA Cider Market Insight prevé un avance del 30% en 2012.
“Hay más sidrerías como la nuestra”, estima Shelton, en los estados productores de manzanas que se extienden a lo largo de la costa este de Estados Unidos o en el norte de la costa oeste.

Bebida con historia
La sidra se beneficia de otro argumento adicional para seducir, según el productor: “tiene una importante parte de historia, es la bebida que tomaban nuestros ancestros, eso le da clase”.
John Adams, que se daba el lujo de tomar sidra con cada comida, debería estarle agradecido por su longevidad, según dice la leyenda en torno al segundo presidente estadounidense, muerto en 1826 a los 90 años, una edad rara en aquella época.
El horticultor fabrica la sidra vendida en el área vecina de Monticello, la bella morada donde vivía y fue enterrado Thomas Jefferson, el tercer presidente estadounidense.
“Asociamos más a Jefferson al vino”, el presidente considerado como el primer viticultor de Estados Unidos, dice Justin Sarafin, conservador de la zona, “pero se bebía todos los días cerveza y sidra en la mesa de Monticello”, afirma. El vino se servía en el salón, luego de la comida.
Sin embargo, la sidra estadounidense desapareció prácticamente poco después en el siglo 19, ya que los inmigrantes preferían por lejos la cerveza. El golpe de gracia fue aplicado cuando ésta se prohibió a comienzos del siglo 20.

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