The New York Times
2018-06-09
La última vez que hubo una coronación de la Triple Corona, el presidente Obama aún estaba en el cargo, la princesa Charlotte tenía un mes de nacida y los Cachorros no habían ganado una Serie Mundial desde 1908.
La sequía antes de eso duró tanto tiempo —37 años de hecho— que muchos comenzaron a creer que la gran barrida en las carreras de caballos nunca volvería a suceder.
Luego llegó American Pharoah, quien fácilmente corrió por el expansivo oval del Belmont Park en el 2015, luego tomó esa última curva rumbo a la recta final y metió el acelerador, dejando atrás a sus contendientes y haciendo que la multitud cayera en un prolongado estado de euforia. Al cruzar la recta final, el comentarista de la carrera exclamó, “¡American Pharoah es finalmente el ganador!”
Tres años después, un fornido potro castaño llamado Justify, con una mancha blanca sobre su rostro, un ligero trote y un récord perfecto, regresó al lugar donde American Pharoah había vencido al fantasma de las carreras de caballos —con el mismo entrenador, pero con su propia determinación a formar parte de la historia.
Y aunque ya no existía la angustia que por muchos años dominó en el deporte, sino un vigoroso entusiasmo, Justify, montado por el jockey de 52 años, Mike Smith, no decepcionó a la multitud al conseguir la victoria en el 150vo. Belmont Stakes para convertirse en el 13vo. ganador de la Triple Corona.
Justify se mantuvo al frente por la carrera entera y completó el recorrido de una y media millas en un tiempo no oficial de 2 minutos 28.18 segundos. Es el segundo ganador invicto de la Triple Corona, uniéndose a Seattle Slew en 1977. Justify resultó ser el vencedor de entre 10 contendientes. Gronkowski quedó en segundo, y Hofburg en tercero. Justify recompensó a sus seguidores con $3.60 en una apuesta de $2 para ganar. Gronkoswki pagó $13.80 con el segundo lugar.
Baffert apodó a su equipo Campamento Justify, y el bucólico establo ciertamente estuvo a la altura de semejante mote. Propietarios, fans e incluso varios entrenadores rivales pasaron por el lugar para dar un vistazo al invicto ganador del Kentucky Derby y del Preakness Stakes.
Salvo por un helicóptero de un canal de noticias que circulaba el área durante las horas de entrenamiento, la escena se mantuvo de lo más tranquila —tres años entre una Triple Corona y otra seguramente tendrán un gran efecto. Pero se dice que la historia se repite, y ciertamente eso fue lo que sucedió el sábado. El gran Secretariat le puso fin a una sequía de 25 años en 1973 rompiendo récords, luego cuatro años después, Seattle Slew llegó para dejar su perfecta estampa al lograr la misma hazaña. Al año entrante, la clásica rivalidad de Affirmed y Alydar llegó a su punto álgido cuando Affirmed tomó la ventaja por tan sólo una cabeza y se convirtió en el último ganador de la Triple Corona hasta que le tocó el turno a American Pharoah.
Pero Justify encontró su propio camino. Conquistó una pista lodosa el cinco de mayo para convertirse en el primer caballo desde 1882 en ganar el Kentucky Derby sin tener que haber competido como dosañero, luego repitió la hazaña con una húmeda e intrépida victoria en el Preakness en medio de la neblina el 16 de mayo, tras lo cual fue enviado a Nueva York con la corona en juego.
“¿Acaso él es el próximo American Pharoah?” fue una de las preguntas que se le hicieron a Baffert en repetidas ocasiones, y al llegar al Belmont, él creía que la respuesta era que sí (Aunque, según él cree, Pharoah podría vencer a Justify).
Aun así, esta fue la sexta carrera de Justify desde mediados de febrero, y sus dos anteriores fueron sobre pistas muy lodosas, eso ciertamente fue muy cansado para el famoso potro. Pero pareció recuperarse muy bien de una pesuña lastimada después del Derby, eso sin tomar en cuenta que las una y media millas del Belmont pueden poner a prueba hasta al más invencible de los caballos.
Aun así el sábado, con los fans vistiendo coronas amarillas de hule espuma en lugar de los turbantes egipcios, Justify superó la prueba del campeón para ganar su propia corona. Quizás no sea tan brillante como la de American Pharoah, pero es una corona sin lugar a dudas.