Associated Press
2018-06-09
París.- Simona Halep se lo decía a todo el mundo: Que era una jugadora diferente. Más fuerte mentalmente. Ella quería mucho ganar finalmente un cetro de Grand Slam y estaba segura de que lo lograría.
Luego de tres derrotas en finales, quizás Halep quería convencerse a sí misma lo mismo que a los demás. De cualquier manera, tenía razón.
Halep agregó su primer trofeo a su número 1 en la clasificación mundial, al imponerse ayer 3-6, 6-4, 6-1 a la estadounidense Sloane Stephens en la final del Abierto de Francia, en un match de puntos peleados y cambios claves de dirección.
“Cuando estaba abajo un break en el segundo set”, le dijo Halep a la concurrencia tras el partido. “Pensé ‘Todo se acabó. Voy a relajarme y disfrutar el match’”.
Halep comenzó la tarde habiendo estado en el mismo escenario previamente, pero sin haber podido mostrar previamente sus mejores cualidades. Perdió en dos ocasiones previas en la final en el Roland Garros –contra María Sharapova en el 2014 y Jelena Ostapenko en el 2017. Halep cayó a 0-3 con un trofeo mayor en juego en el Abierto de Australia en enero, vencida por Caroline Wozniacki.
“Yo simplemente traté de no repetir lo del año pasado”, dijo Halep. “Hice todo lo que pude”.
Y cuando la cuarta oportunidad le llegó ayer, Halep comenzó tentativa, incapaz de resolver a Stephens, la 10ma cabeza de serie que el año pasado ganó su primer título de Grand Slam, en el Abierto de Estados Unidos. Ambas mujeres son buenas a la defensa, encontrando formas –vía velocidad, fuerza, habilidad e instinto– de devolver cada envío. También son muy capaces de pasar de la defensa al ataque en un instante.
Esas características propiciaron excitantes duelos de 10, 20 o más golpes, interrumpidos ocasionalmente por espectadores que comenzaban a aplaudir, pensando que el punto estaba decidido. Y los disparos no eran globos fáciles, para tratar simplemente de mantener la pelota entre las rayas. Eran en su mayor parte cañonazos, con la intención de conquistar el punto.