Deportes

Pelotero de cuna

Eduardo Morán / El Diario

2018-05-17

Su primer regalo, cuando tenía un año de edad, fue un bat y una pelota de beisbol, mismos que durante una madrugada golpeaba dentro de la cuna despertando a todos los que estaban dormidos en la casa. Así es como Diego Gorís, tercera base de los Chihuahuas, sabe que fueron sus inicios en este deporte, que ha jugado prácticamente toda su vida.
“En verdad te voy a decir algo que dice mi mamá, que yo no puedo decirte, pero ella dice que mi primer regalo de mi madrina fue un bate y una pelota cuando yo tenía un año más o menos”.
“Así es que en una madrugada está sonando algo en la casa, todo mundo está durmiendo y se oye tum, tum, tum… y dicen que era yo dándole al bate y a la pelota en la cuna. En ese tiempo digo yo que empezó todo”.
Oriundo de Santiago, República Dominicana, donde el beisbol se lleva en la sangre, el pelotero de 27 años de edad dice que aún tiene muy claro el recuerdo del que fue su primer equipo, a pesar de que él apenas tenía cuatro años.
“Yo estaba comiendo y mi mamá llegó, dijo que estaba embarazada, y llegó y ¡ay mira estoy embarazada! Y cuando ya se quitó la camisa era un uniforme de pelota, yo tenía cuatro años, me acuerdo como ahora, y ahí fue que empecé a jugar. En la Escuela de Beisbol Fernando Paulino”.
A los 16 años de edad firmó con el equipo profesional Piratas en su país natal y es en el 2012 cuando llega por primera vez a los Estados Unidos.
-¿Qué fue lo más difícil para adaptarte a los Estados Unidos?
“Yo diría que el 2012 fue bueno, porque jugué en clima cálido, jugué en Arizona, en la Pioneer League, que no es muy frío. Pero para mí lo más difícil fue el 2013, que fue cuando jugué mi primer año en Fort Wayne, o sea, mi primera temporada completa y ya tú sabes cómo es frío por ahí, por Indiana, o sea, ahí se me hizo muy difícil”.
-¿Cómo te has sentido en El Paso?
“El Paso es lo mejor, es como Santiago, clima cálido, perfecto para jugar beisbol. Los fanáticos, el verdadero apoyo que tienen que darle a uno. Es como en casa”.
-Ustedes que juegan todos los días, ¿cómo se dan tiempo para conocer la ciudad, para salir?
“Como ayer (miércoles), mira, ayer fue un día libre. Ayer me levanté y anduve la mitad de la ciudad. Como quien dice uno hace amigos, gente que ha jugado aquí le enseña a uno como son las cosas, y uno se va por ahí mismo”.
Diego aún no ha debutado en las Grandes Ligas, pero todos los días trabaja para recibir el llamado anhelado. Mientras, hace suya la alegría de sus compañeros de equipo que son llamados a los Padres para jugar en el máximo nivel del beisbol profesional.
“Me siento… el sueño haciéndose realidad. Me pongo en su lugar y toda la energía que sienten, toda la alegría, todo lo siento yo. Así es que esperemos el momento, que Dios nos ayude y nos envíe la noticia también”.

X