Staff/Agencia Reforma
2018-04-20
Puebla, Puebla— El América se cae a pedazos.
Ni Liguilla, ni meta de 30 puntos, lo único que las Águilas se trajeron ayer de Puebla fue un baile y una derrota por 3-1 ante La Franja, resultado que terminó por exhibir al equipo de Miguel Herrera.
Los de Coapa se desdibujaron, tocaron fondo y mostraron su peor cara en el Clausura 2018, en plena urgencia por amarrar un boleto a la Fiesta Grande y cumplir la meta de 30 puntos que se trazó El “Piojo” y la directiva azulcrema.
La derrota se magnificó porque enfrente estaba el Puebla, escuadra que no jugó como la que hasta anoche sumaba 5 derrotas al hilo y 14 goles en contra en ese lapso, y que para su fortuna se encontró con la peor cara de las Águilas, a las que los defectos les brotaron por todos lados.
La defensa, esa que antes del duelo se jactó de ser una de las mejores del campeonato, se vio lenta, desconcentrada, y el ataque, que comanda Oribe Peralta, otra vez no mostró signos de vida.
La Franja entendió el partido rápido, salió a cazar, y Alejandro Chumacero, que se ha convertido en un todoterreno, se deshizo de tres rivales con un amague y disparó raso para vencer a Agustín Marchesín con el 1-0 al 5’.
El tanto de Chumacero aturdió a los de Coapa, que confundidos apostaron por un juego ríspido que les terminó por cobrar factura, como aquella llegada de Alonso Zamora, quien terminó entre las redes luego de que Marchesín le derribara con una patada, misma acción en la que Bruno Valdez embistió con fuerza a Hugo Rodríguez, una gresca que reflejó el estado de ánimo de los equipos.
Puebla, con el momento a su favor, aprovechó y dio el segundo golpe, esta vez obra de Omar Fernández, quien firmó una buena jugada con Christian Tabó para el 2-0 (60’).
Por si el botín no era completo, los locales se llevaron la cabeza de Matheus Uribe, quien vio la doble amarilla por reclamarle al árbitro central, Óscar Macías.
Todavía Pablo González hizo el tercero de la Franja al 79’, y si bien América descontó gracias a Renato Ibarra al 89’ para el 3-1 final, la pesadilla estaba consumada.