Associated Press
2018-04-13
Como hace ya muchos años, o tal vez nunca, los playoffs de la NBA se jugarán a partir de hoy con varios equipos con posibilidades reales de levantar el trofeo.
Desde los mejores clasificados, como Houston y Toronto, hasta los ‘veteranos’ Golden State y Cleveland, sin dejar de considerar a los recién llegados Filadelfia y Minnesota, hay potenciales historias con abundantes potenciales y no existe nada que pueda predecir todo lo que suceda.
“Tenemos una oportunidad”, dijo LeBron James, que buscará su octavo viaje directo a la final. “Eso es todo lo que puedes pedir”.
Durante casi toda la historia de la NBA han existido porcas razones para seguir los playoffs de principio a fin. No es de extrañar que Charles Barkley se enamorara tanto de la versión de postemporada de la NHL: ese es un deporte que en realidad entrega un verdadero drama una vez que termina la temporada regular.
¿Y La NBA?
En las últimas cuatro décadas, un equipo clasificado número uno ha ganado 28 campeonatos. Todos, menos uno, de los títulos restantes fueron para los sembrados segundo o tercero en la postemporada, e incluso varios de ellos fueron claramente el mejor equipo (ver: el Miami Heat 2012 con sus tres grandes de James, Dwyane Wade y Chris Bosh; 2001 y 2002 Los Angeles Lakers presentando a Kobe Bryant y Shaquille O’Neal, los Chicago Bulls en 1993 reclamando su tercer título consecutivo liderado por Michael Jordan).
En un vistazo poco más profundo a ese mismo lapso de 40 años, encontraremos que sólo cinco equipos más abajo del ranking número 3 perdieron en la final. Tal dominio por parte de un puñado de dinastías y superequipos ha hecho que las primeras rondas de los playoffs sean un punto discutible, una mera coronación en el camino hacia el enfrentamiento inevitable al final.
Este año, tiene sentido seguir los playoffs desde el principio.