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Dickson, huérfano en Puerto Vallarta; olímpico en Corea

Associated Press

2018-02-18

Pyeongchang, Corea del Sur.- Un niño había quedado huérfano en Puerto Vallarta. Las estupendas playas de esa localidad mexicana habían atraído a un matrimonio canadiense, que había comprado una vivienda en la zona.
Cuando la pareja pasó por un orfanato que quedaba cerca de la casa vacacional, alcanzó a ver al pequeño, llamado entonces Jesús de Dios. Así surgió la historia de Rodolfo Dickson, el joven que representó a México ayer en los Juegos Olímpicos de Invierno.
Está claro que Dickson cree en el destino.
“Sí, yo creo muchas veces que tu destino existe ya, pero tienes que trabajar”, comentó Dickson tras participar en el eslalon gigante, donde ocupó el 48vo puesto entre 110 participantes. “Supongo que tuve suerte de que mis padres se enamoraran de mí, de que me llevaran a Canadá”.
Quisiera haber tenido un poco más de fortuna durante la competición en el Centro Alpino de Yongpyong.
“No hice lo mejor que podía, la pista estaba bien, pero había ciertas zonas difíciles y preferí terminar el recorrido”, contó en la zona mixta.
Logró concluir las dos mangas, algo de lo que no pueden jactarse otros 35 competidores, como el argentino Sebastiano Gastaldi, quien sufrió una aparatosa caída en la primera fase, o el local Donghyun Jung, quien provocó el azoro del público cuando se estrelló contra un puesto de voluntarios y camarógrafos.
Varios esquiadores se quejaron de que la nieve estaba endurecida y la pista presentaba varias superficies irregulares. No fue nada que asustara a Dickson, el joven desenfadado de 20 años, que ha superado muchas dificultades como para amedrentarse en el máximo escenario del deporte que abrazó cuando sus padres volvieron con él a Canadá.
Quedó huérfano a los 9 meses. La feliz adopción llegó cuando tenía 3 años. El proceso de adaptación no fue tan sencillo.

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