Associated Press
2018-02-15
París— Unai Emery sobrevivió la temporada pasada a una paliza 6-1 ante Barcelona y a la pérdida del campeonato francés. No sólo fue confirmado como técnico de París Saint-Germain, sino que los dueños del club invirtieron 400 millones de euros en nuevos delanteros que debían compensar la fragilidad defensiva.
La apuesta está rindiendo dividendos en la liga francesa, que PSG lidera con 12 puntos de ventaja sobre el último campeón, Mónaco, después de 25 fechas.
El trío de delanteros de ensueño formado por Neymar, Edinson Cavani y Kylian Mbappe hacen destrozos en Francia, pero la Liga de Campeones es otra historia.
Un año después del fiasco de Barcelona, Emery –un respetado estratega que sacó al Sevilla tres veces campeón de la Liga Europa– tenía la oportunidad de redimirse en el duelo de octavos de final contra Real Madrid, el último monarca europeo.
Y no lo hizo. Luego de tomar ventaja de 1-0, no pudo contener la reacción del merengue, que ganó 3-1 con dos goles en los diez últimos minutos.
El hecho de que Real Madrid no haya impresionado particularmente bien hace que la derrota sea más dolorosa y quedó flotando la sensación de que el resultado pudo haber sido otro si Emery no dejaba a Thiago Silva en el banco, para alinear a Presnel Kimpembe como zaguero central, o alineaba a Lassana Diarra o Thiago Motta en el medio en lugar de a Giovani Lo Celso.
Kimpembe se desempeñó bien hasta los 83 minutos, en que un mal pase suyo despejó el camino para el segundo gol de Cristiano Ronaldo.
La apuesta más arriesgada fue ubicar a Lo Celso como volante de contención, función a la que no está habituado, en un partido que se esperaba fuese de intenso ritmo.
El argentino quedó muchas veces mal parado y dio un penal con una falta innecesaria contra Toni Kross. Emery en ningún momento tomó medidas para corregir el flojo desempeño de Lo Celso y lo dejó en el terreno hasta los 85 minutos. Al final del partido elogió “el gran partido” del argentino.