Deportes

Un apoyo incondicional

Jesús Rodríguez / El Diario

2017-12-03

En el ambiente se percibía un aire a duda e incertidumbre, pero el sentimiento de la confianza intentaba alejarlos. Bravos estaba obligado a ganar por una diferencia de dos goles o más para levantar el trofeo de campeón del Torneo Apertura 2017 de la Liga de Ascenso.
A las 16:00 horas, cuatro horas antes del silbatazo inicial, aficionados del conjunto fronterizo llegaron al Estadio Olímpico Benito Juárez desde los distintos puntos cardinales y se encargaron de abarrotar el inmueble de El Chamizal.
Por primera vez en esta Liguilla, el equipo juarense tenía la consigna de remontar un marcador en el juego de vuelta. Ante sus dos anteriores rivales, Venados, en cuartos de final y Tampico Madero, en la semifinal, gracias al resultado que sacó de visitante, la tarea no se le presentó tan complicada. En esta ocasión la historia era distinta.
Cayó la noche, la pelota comenzó a rodar en la grama y el reloj a sumar minutos, posiblemente los últimos 90 de este torneo que entrega medio boleto con destino a la Liga MX.
El apoyo fue incondicional. Los gritos y las arengas se dejaron sentir en todas las zonas. Sol, Sombra, Cabecera Norte y Sur hicieron lo suyo para hacer sentir la localía, desde antes de que iniciara el duelo.
La presión mandaba en la tribuna; los aficionados aprobaban todo lo que hacía en el rectángulo verde el equipo de Bravos y reprobaba la actuación del cuadro de Oaxaca, sobre todo cuando quería insinuar algún ataque.
En medio de la cancha, entre ambas bancas, el trofeo también atestiguaba el encuentro. Hecho a mano, con una altura de 43 centímetros y un peso de 8.700 kilos, el galardón que se le entrega al campeón esperaba ser enarbolado por el nuevo monarca. Un premio codiciado y por el que se pelea a lo largo de toda una campaña.
Con el paso de los minutos, el reloj se convertía en un rival invisible para el equipo fronterizo. El gol no llegaba pese a jugadas claras que tuvieron frente al arco rival. No apareció luego de 45 minutos.
Se fueron los otros 45 y el invitado no arribaba, se resistía a aparecer. Esperó hasta que la esperanza estaba por dar su último suspiro, y llegó.
Ya con familiares y personal cercano a la directiva de Alebrijes a punto de destapar la champaña, el gol los regresó a la realidad y a Bravos al partido. Los tiempos extras fueron necesarios.
Fue en dicha instancia donde un gol por bando dictó la serie de penales. Hasta ahí, el ganador fiue el aficionado que vivió, como nunca antes, una final que se recordará por mucho tiempo.

X