Associated Press
2017-10-16
Los Angeles.- Cuando Yasiel Puig lame el bat, el Dodger Stadium ríe. Cuando se detiene frente al plato admirando un hit, los vítores iniciales de los aficionados se transforman graciosamente en el exhorto de “¡Dale!, ¡Dale!” –lo cual termina haciendo.
Toda la carrera del jardinero cubano en las Grandes Ligas ha sido un aprendizaje sobre cómo sacar provecho a su prodigioso talento sin perder la alegría esencial que genera el beisbol.
Hace apenas 14 meses, esa búsqueda parecía haber terminado, al menos en Los Angeles. Puig fue enviado a la Triple A y lucía poco probable que volviera a unos Dodgers frustrados por su inconsistencia e indisciplina.
El “Caballo Loco” parece haberlo resuelto todo, y Los Angeles está encantado de dejarse llevar por un viaje redentor que promete extenderse en octubre.
“Esta es mi mejor temporada”, declaró Puig. “Maduré un poco más. Me paro frente al plato para divertirme, porque sé que si no bateo, si no aporto nada en un partido, mis compañeros van a respaldarme. Esa es la razón por la que juego mejor y mi equipo está en esta posición de nuevo”.
Con su campaña de mayor constancia en Grandes Ligas y un explosivo arranque de playoffs, Puig es un elemento importante de un equipo que se acerca a la Serie Mundial, luego de una victoria de 4-1 sobre los Cachorros de Chicago el domingo, para dejarles al frente 2-0 en la serie por el campeonato de la Liga Nacional.
Puig estableció cifras máximas de su carrera con 28 cuadrangulares y 74 carreras impulsadas al mismo tiempo que mostraba su usual magnífica defensiva en el jardín derecho y encabezaba al equipo con su participación en 152 juegos.
En la postemporada, ha conectado 7 hits en 16 turnos con cinco boletos y seis impulsados.