Deportes

Repite Villanueva

Eduardo Morán / El Diario

2017-09-22

Apenas un día después de que pegara su primer cuadrangular en las Grandes Ligas, el mexicano Christian Villanueva, pegó su segundo batazo de cuatro esquinas para los Padres de San Diego, ambos bajo la mirada de sus familiares que estuvieron presentes en el Petco Park.
“Villanueva no los puede escuchar, pero sabe que están ahí”, dice en relación a su familia el reportaje dedicado al jugador, que este año defendió los colores de los Chihuahuas de El Paso, publicado en el sitio oficial de los Padres.
“Es realmente especial”, declara Villanueva a través de un intérprete del equipo. “Es increíbel. Estuvo aquí mi familia viéndome. También ayudé a que el equipo ganara. En verdad es inolvidable”.
En el juego, está tan concentrado en cada oportunidad al bat para aprovecharlas al máximo luego de haberlas esperado por tanto tiempo, que no se puede dar el lujo de permitir que incluso las porras de su familia distraigan su mente.
Villanueva, de 26 años de edad, y que con El Paso pegó 20 cuadrangulares en el año, y que vive su primera experiencia en las Grandes Ligas luego de nueve campañas en las Menores, le da a su familia una buena razón para celebrar, pegando de jonrón en partidos consecutivos, incluido el triunfo del jueves 3-0 sobre los Rockies de Colorado.
Y lo hizo frente a su esposa, su hijo, su mamá y hermanos, quienes explotaron llenos de júbilo cada vez que Villanueva pegaba de hit.
El ruido no distrajo al tapatío, pero su familia en el estadio no pasó inadvertida.
Villanueva, tercera base en su tercera organización y en su novena temporada como profesional, fue un prospecto top 100 para los Rangers de Texas antes de la temporada del 2012. Negociado a los Cachorros ese año, pronto se encontró detrás del eventuar JMV de la Liga Nacional, Kris Bryant.
Luego de que una fractura de tobillo le costó perder toda la temporada 2016, firmó un contrato de Ligas Menores con los Padres. De manera inesperada, su hermano mayor, Eduardo, murió durante los entrenamientos de primavera de ese año.
Así que el miércoles, cuando pegó una línea al central contra Robbie Ray, de Arizona, para su primer imparable en las Mayores, tuvo una sensación de liberación.
“La presión se fue”, dijo. “Las mariposas salieron de mi estómago”.
Dos turnos al bat más tarde, pegó su primer palo de vuelta entera.
“No podía pedir más”, declaró. “El mejor momento de mi vida”.

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