Deportes

El basquetbol la une a una cultura diferente

Eduardo Morán / El Diario

2017-09-14

De padre mexicano y madre holandesa, Sanne Herrera Crac llama la atención porque junto al rubio de su piel porta el uniforme de la Academia Indígena de México de basquetbol, de la cual forma parte y con la cual este fin de semana tomará parte en un torneo internacional en El Paso.
La Academia Indígena de México cobró fama hace siete años porque de ellas surgieron los niños triquis, de la sierra de Oaxaca, que se caracterizan por jugar basquetbol descalzos y que ganaron fama a nivel mundial.
Sanne, que nació en Bahías de Huatulco un 13 de agosto del 2002, sabe que ella nunca será realmente una triqui, pero se siente parte de ellos y se identifica con su manera de ser.
“Físicamente y obviamente por la cultura, jamás, jamás seré triqui, o sea, no parezco triqui, no soy de allá, pero me parece increíble su forma de vivir, de como han superado las cosas y me inspira mucho en ser como ellos, en adoptar su forma de vida y aunque no sea triqui me siento parte de algo, y sí, resalto mucho de los demás, pues claro, pero pues aunque sea por eso la verdad no me afecta y me encanta formar parte de ellos, ya que me enseñan muchísimas cosas nuevas todos los días”.
Su gusto por el basquetbol y en especial sus deseos de superarse en este deporte la llevaron de una manera algo fortuita a formar parte de esta academia.
“Hace como un año llegaron a la escuela en Huatulco, en la que yo estudio, Instituto México, y pues ahí llegaron varios niños a vivir a Huatulco y empezaron a entrenar en la escuela en las tardes y vi que una de mis compañeras se metió y le empezó a interesar porque algunos niños iban en su salón”.
“Y yo con el basquetbol estaba un poquito estancada, o sea, quería mejorar, entrenar más. Entonces me interesó mucho el entrenamiento y empecé a verlo y me pareció increíble su forma de ver las cosas, del entrenamiento, entonces comencé a entrenar con ellos en las tardes, después de la escuela, y sí, me fui involucrando más con ellos. Se metieron más niñas y fue cuando se empezó a conformar un poquito el equipo, más niñas empezaron a enterarse de la escuela, empezamos con las salidas y a todo mundo le empezó a interesar. Entramos a una liga municipal y ahí también jugamos”.
La jugadora de 1.75 metros de estatura, tiene la nacionalidad holandesa por su mamá, y platica que cuando ha estado en aquel país europeo, les impresiona la manera en que se relaciona con sus compañeros de la academia.
“Pues si, les parece impresionante como que ellos siendo de origen indígena, o sea, de que yo como soy la güera, la alta, o sea de que si me diferencío mucho con ellos, pero les parece increíble como nos llevamos, nos comunicamos, nos relacionamos tan bien. A todo mundo como que si le impresiona mucho eso de la diferencia, pero también a todo mundo le parece impresionante la historia del profe Sergio, les parece muy asombroso todo eso”.
Además del español, Sanne habla holandés e inglés, en la escuela estudia el francés y con los niños del equipo está tratando de aprender a hablar triqui.

 

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