Associated Press
2017-09-09
Cuando los Bucaneros de Tampa Bay y los Titanes de Tennessee eligieron a Jameis Winston y Marcus Mariota como la primera y la segunda selección global del Draft de 2015, respectivamente, lo hicieron con la esperanza de cambiar el rumbo de sus franquicias.
Tres años después, parece que el rompecabezas está completo.
Tampa Bay y Tennessee terminaron la temporada pasada con idéntico registro de 9-7, y ambos quedaron fuera de playoffs únicamente por criterio de desempate. En esta nueva temporada ambos parecen contar con las herramientas para dar el siguiente paso.
Con dos fórmulas distintas, ni más ni menos.
Los Titanes son un equipo que parece construido para el futbol americano de la vieja escuela. Con una premisa básica: correr el balón y detener la carrera.
La temporada pasada, el equipo del coach Mike Mularkey se apegó a ese guión a la perfección, gracias a una potente línea defensiva y la combinación de DeMarco Murray y Derrick Henry en el backfield. Sin embargo, esos dos corredores no representaban armas suficientes para explotar a su joven mariscal. Ya no más.
Los Titanes utilizaron su primer turno del Draft para seleccionar al mejor receptor universitario, Corey Davis, de Western Michigan. Su llegada, más la del veterano Eric Decker, le da una nueva dimensión y balance a la ofensiva y, por supuesto, más oportunidades de brillar a su joven mariscal.
La defensiva se mantiene como un trabajo en progreso para el veterano coordinador Dick LeBeau, pero con la llegada del nuevo arsenal para Mariota, la ofensiva puede batirse en un duelo con cualquiera. En especial si se toma en cuenta que el resto del Sur de la AFC no son precisamente los Patriotas.
Las oportunidades para Mariota no serán pocas en una división en donde Jacksonville e Indianapolis parten en el papel de víctimas y donde Houston asina como el principal obstáculo entre el equipo y la postemporada.
Para el conjunto de Mularkey, cualquier resultado que no culmine con la primera aparición del equipo en playoffs desde 2008, sería considerado un retroceso.
En Florida, la situación no es muy distinta, el estilo sí.