Associated Press
2017-05-23
Orlando— Cortez Kennedy mostraba un poder descomunal como tacle defensivo y fue la piedra angular de una franquicia que tuvo pocos motivos para festejar durante su carrera como jugador.
Pese a la situación deplorable de aquellos Halcones Marinos de Seattle, los logros individuales de Kennedy fueron suficientes para llevarlo al Salón de la Fama. Ese talento sólo quedaba eclipsado ante la personalidad afable que lo convirtió en una respetada figura de la NFL, incluso años después de que concluyó su carrera.
La policía en Orlando informó que Kennedy fue hallado sin vida ayer por la mañana. Tenía 48 años.
Wanda Miglio, encargada de información pública del Departamento de Policía local dijo que se desconocen las circunstancias en que falleció el exjugador, pero negó que haya algo sospechoso en relación con la muerte.
La investigación continúa.
“Toda la historia sobre él se basa en su corazón afectuoso, divertido, optimista y generoso”, destacó Mickey Loomis, gerente general de los Santos de Nueva Orleans y quien trabajó para los Halcones Marinos durante la época en que Kennedy jugaba. “En mis años de trabajo dentro de la NFL, nadie ejemplificó mejor que él lo que significa ser un gran jugador en el terreno, pero eso palidecía en comparación con lo que Cortez significaba para la gente que lo conocía fuera del terreno”.
El astro pasó su carrera de 11 campañas en Seattle. Se convirtió en el segundo jugador de los Halcones Marinos exaltado al Salón de la Fama, en 2012.
Era un muro inexpugnable como tacle defensivo y un hombre callado y gentil, que jamás se interesó por acaparar la fama.
“Ha sido un pilar de la franquicia de los Halcones Marinos desde que se incorporó al equipo como novato en 1990”, informó Seattle en un comunicado.