Luis Homero Echeverría / Agencia Reforma
2017-05-17
Ciudad de México— Un técnico rival puede convertirse de forma directa o indirecta en un trébol de la suerte para un equipo campeón y en este caso más para un bicampeón.
Miguel Herrera no sólo tiene esa dosis de fortuna que acompaña al trabajo para ganar un título con América, dirigir en un Mundial y lograr dos lideratos con Xolos, él mismo es una especie de amuleto.
El actual director técnico del Tijuana tiene una intervención en los pasajes de éxito de los únicos dos clubes que pueden jactarse de poseer un bicampeonato en torneos cortos: fue su rival en la final en al menos uno de los torneos.
Herrera dirigió al Monterrey en la final del Apertura 2004 cuando los Pumas de la UNAM se coronaron por segunda ocasión consecutiva con el mando de Hugo Sánchez, en lo que fue la primera ocasión que un conjunto logró dos títulos al hilo.
Para el Apertura 2013, ya al frente del América, Miguel estuvo a punto de ser él quien festejara como bicampeón, al meter a las Águilas de nueva cuenta a una final y compaginar su Liguilla con la dirección técnica de la Selección Nacional en el repechaje premundialista ante Nueva Zelanda.
Pero América se quedó corto en la serie contra el León y fueron los Panzas Verdes los que alzaron el trofeo, el primero de dos porque al semestre siguiente se impusieron a los Tuzos del Pachuca y así ya lograron el bi, otra vez con Herrera como participante de alguna manera en la trama de otro equipo ganador.