Deportes

Dinastía futbolera

Eduardo Morán / El Diario

2016-12-08

El gusto por el futbol le viene de familia, pues sus hermanos, Omar y Anuar, jugaron profesionalmente en equipos de México, y eso lo impulsó a tomar un día la decisión de salir de su ciudad natal, Monterrey, para probar suerte en esta frontera con los Indios de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez.
Abraham Gómez llegó a tierras juarenses a los 19 años de edad, jugó seis meses con los Indios y se alejó por un tiempo de las canchas para dedicarse a la escuela y a trabajar en el negocio de sus hermanos en esta frontera.
Luego surgieron los Bravos de Juárez, que le hicieron una invitación para formar parte de sus filas, pero prefirió enfocarse en sus estudios de administración de empresas en el Tec Milenio, hasta que una nueva opción llamó su atención y lo hizo regresar a las canchas: los Coyotes de El Paso.
-¿Habías jugado antes este tipo de futbol?
“No profesional, pero sí amateur, en el barrio”.
-¿Cómo te has sentido con los Coyotes?
“Muy bien, es nuevo para todos. Digo, no es lo mismo jugar en el barrio que profesional, pero bien, físicamente bien, tácticamente creo que ahí le vamos agarrando. Esto es nuevo para todos, con paciencia y trabajo creo que las cosas van a estar a favor”.
Sus inicios en el futbol empezaron cuando tenía seis años de edad en la escuelita Delfines de Monterrey, donde jugó hasta los 12 años. A esa edad ingresó a la escuela Monterrey San Nicolás por dos años, para llegar a las fuerzas básicas de los Tigres a los 14 años y permanecer ahí durante tres años.
“Estuve en fuerzas básicas, después pasé a Tercera Division, Sub 17 y bueno ahí decido separarme del club y después sale una oportunidad acá en Ciudad Juárez con los Indios de la UACJ, y estuve seis meses nada más”.
Con los ahora desaparecidos Indios de la UACJ, Gómez tenía seis meses más de contrato, sin embargo al no ver un proyecto sólido a futuro decidió salir del equipo.
“Tenía contrato otros seis meses, pero ya no vi futuro en el futbol porque solamente había una Segunda División, todavía no estaban los Bravos, decido retirarme, empecé a estudiar y a trabajar en el negocio de mi hermano en Juárez y bueno ese fue el motivo, ya no vi futuro”.
“Después aparecieron los Bravos y se me hizo la invitación, pero ya estaba metido en la escuela y en el trabajo. Y ahora pues este tipo de futbol, diferente, el cual sé jugarlo, y me llamó la atención y por eso acepté la oportunidad”.
Para Gómez, lo más difícil de salir a Monterrey fue dejar allá a su familia, principalmente a sus padres, que lo apoyaron en su decisión de venir a la frontera a probar suerte en el deporte de sus amores.
‘Mi papá siempre me apoyó para estar dentro del futbol, mi mamá con la experiencia que ya tenía con mis hermanos que se habían ido de casa a temprana edad sí le pesó un poco, pero igual estaba el apoyo, estaba la bendición de ellos y bueno eso… recuerdo el último día que mi mamá estaba llorando, pero es parte de las despedidas, parte de los sacrificios que tiene que hacer uno.
‘Ahora me dicen que están contentos de que esté acá en este tipo de futbol. Mi papá ya me ha visto jugar y él sabe mis condiciones y me dice tú tranquilo, pronto se van a dar las cosas, primeramente Dios los resultados van a llegar, sigue trabajando como siempre los has hecho, con constancia, disciplina, mucho orden, entonces igual por parte de mi mamá está contenta de que esté acá.’
Finalmente, Abraham Gómez pide paciencia a la afición que están generando los Coyotes, pues esto es algo nuevo para todos, incluso para la ciudad.

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