Eduardo Morán / El Diario
2016-10-16
La paseña Jennifer Han aprovechó que la retadora, Liliana ‘La Fiera’ Martínez no fue tan fiera arriba del cuadrilátero como lo dijo en la semana, y sin tener que emplearse mucho a fondo, conectando los suficientes golpes, logró retener anoche su título mundial de peso pluma de la Federación Internacional de Boxeo al ganar por decisión unánime en el Don Haskins Center.
Por momentos, los diez rounds que duró el combatese tornaron algo sucioscon demasiados roces cara a cara y golpes de conejo en la nuca, e incluso en el noveno round Han se quejó molesta al sentir que la dominicana le había dado un cabeza.
Al final del combate y por medio del sonido local, Jennifer Han agradeció a la afición paseña por el apoyo que le brindaron, lo que ayudó para que el título se mantenga aún en El Paso.
Liliana Martínez empezó la pelea lanzando al ataque, pero sin emplearse a fondo en su golpeo. Para el segundo round Han inició con una combinación al rostro de la retadora que prendió a la afición, además de que se mostró un poco más ofensiva, al tiempo que la dominicana se mantenía la distancia, bansado su boxeo en volados de derecha, que no daban en su destino gracias al buen movimiento de cintura de la todavía campeona del mundo.
El tercero y el cuarto round no varió mucho, ambas lograron conectar algunos rostros al golpe, pero con poca fuerza, por lo que en realidad no se hacían daño.
En el quinto episodio Martínez conectó una buena derecha al rostro de Han y la hizo tambalear un poco, pero la boxeadora local contestó con la misma moneda y el episodio terminó sin mayores consecuencias.
Hasta el séptimo round Martínez pudo conectar un upper de derecha sobre el rostro de Han, pero no siguió al frente y permitió que Han se recuperara, aunque al final del octavo episodio logró hacerle el 1-2 también a la cara, lo que obligó a la esquina de la paseña a que le brindaran mucha atención en la boca.
Los dos últimos rouns se mantuvieron prácticamente igual, solamente en el décimo y último se decidieron a soltar un poco más las manos, sin emplearse realmente a fondo y con mejores resultados para la paseña, que a la postre fue declarada ganadora por decisión unánime.