Félix Zapata y Joani Cruz / Agencia Reforma
2016-10-13
Ciudad de México— Competir está impregnado en el ADN de Rafael Baca y Omar Mendoza.
Por ello, una simple partida de boliche entre el mediocampista y el defensa de La Máquina se vuelve un cerrado duelo entre dos futbolistas que son amigos desde el extinto Cruz Azul Hidalgo, filial de los celestes en el Ascenso MX.
Y es así como han picado piedra desde abajo para trepar al primer equipo, tal y como desean traer de vuelta a la institución el ansiado título de Liga.
“Lo primordial para nosotros es calificar porque ya sería otro torneo sin calificar a la Liguilla, lo cual realmente es un fracaso para un equipo grande, pero sí te puedo decir que el sueño de salir campeón está aquí”, aseguró Baca en entrevista con CANCHA.
“Somos dos, se puede decir, jóvenes, que tenemos esa hambre, realmente no hemos ganado nada y que lo queremos hacer con Cruz Azul; ojalá que a los dos se nos dé juntos, que los dos estemos en el equipo, jugando, eso sería magnífico, levantar la copa, sabiendo todo lo que hemos pasado para llegar al primer equipo”.
Mendoza, de 28 años, se integró a las fuerzas básicas celestes a los 10 años y después pasó casi una década en el Cruz Azul Hidalgo.
Baca, que tiene 27, llegó entre muchos cuestionamientos desde el San José Earthquakes de la MLS para disputar el Clausura 2014, debutó en abril de ese año, pero luego tuvo que tomar ritmo en la filial del Ascenso MX, antes de volver y ganarse un lugar en el 11 titular.
En Hidalgo, fue donde forjaron una amistad.
“Es lo padre del futbol, uno viene aquí no con la intención de hacer amigos, solito se va dando, si todos son tus amigos, pues adelante, pero desgraciadamente pocos compaginan”, apuntó el lateral a CANCHA.
“En este caso yo con Baca siempre hemos compaginado, nos hemos llevado muy bien, son cosas padres que el futbol te va dejando y son amigos para toda la vida, el futbol capaz que nos dura pocos años pero la amistad ahí queda, siempre vamos a estar pendientes”.
Cómo no se van a ayudar si siempre se preguntan cómo está el otro y la familia, si se apoyan dentro y fuera de la cancha, si son capaces de divertirse y presionar mientras buscan las chuzas y los spares, pero al final, sueñan con alcanzar la gloria juntos.