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¡Escalofriante!

Associated Press

2015-07-06

Daytona Beach, Florida—  Los bólidos corrían a casi 320 kilómetros (200 millas) por hora. Austin Dillon iba a la mitad de un grupo compacto que se enfilaba a la meta, cuando de pronto protagonizó un momento escalofriante.
Una colisión que comenzó tres filas adelante del lugar en el que marchaba Dillon hizo que varios vehículos comenzaran a dar giros por toda la pista. Un auto impactó el de Dillon, cuyo bólido salió despedido por los aires, con los neumáticos hacia arriba.
El auto se estrelló contra la valla protectora del Daytona International Speedway, que alcanzó a frenar ese proyectil de tonelada y media (3,500 libras).
Pero el impacto fue tal que la alambrada funcionó como una honda, la cual lanzó el vehículo de vuelta a la pista. El auto cayó sobre su techo y fue embestido otra vez. El motor se desprendió y quedó tirado en llamas sobre la pista. Los restos de los autos causaron lesiones menores a varios espectadores detrás de la valla, que mostraba un boquete por el tremendo golpe.
¿Y Dillon?
Casi todos temieron lo peor, al ver lo que había quedado de su auto. De manera insólita, los colaboradores de escuderías rivales ayudaron a que el piloto saliera de entre los fierros retorcidos. Con una seña, Dillon comunicó que se encontraba bien.
“Todo pasó muy rápido”, relató Dillon, nieto del dueño de la escudería Richard Childress y el primer piloto al que se confía el famoso bólido 3 que no se había empleado desde 2001, cuando Dale Earnhardt sufrió un accidente fatal en Daytona. “Uno sólo se aferra y reza para sobrevivir a esto y volver a competir. En cuanto me detuve, vi que había mecánicos por todos lados. Pensé que eso era bueno. Me reconfortó. Pero entonces sólo quise salir de ahí para que los fanáticos, mis padres y abuelos supieran que estaba bien”.
Dale Earnhardt Jr. se conmovió casi hasta las lágrimas mientras ganaba la carrera, casi a las 3 de la madrugada del lunes, luego de observar el accidente por el retrovisor, en la última vuelta. Jimmie Johnson, quien llegó segundo, consideró que Dillon tuvo mucha suerte al sobrevivir.
Pero Dillon abandonó la pista caminando, con dolores en un brazo y en la cadera. Y sólo cinco fanáticos sufrieron lesiones leves.
Ambos hechos son un testimonio sobre la evolución de las medidas de seguridad en la NASCAR. Kyle Larson tampoco sufrió lesiones graves en un accidente similar ocurrido en 2013, en Daytona. También la alambrada se agujeró en aquella ocasión, y los restos del vehículo hirieron a 28 espectadores.
Daytona ha reforzado la cerca. Parte de una remodelación por 400 millones de dólares en la pista ha alejado las butacas de la pista.
“Estoy muy orgulloso por el hecho de que la valla haya funcionado, lo mismo que las mejoras adicionales de seguridad contempladas en el proyecto ‘Daytona Rising’”, destacó el presidente del circuito Joie Chitwood.
Johnson, seis veces campeón de la NASCAR, comparó la valla con un “rallador de queso”. Cuando un auto choca contra ésta, es inevitable que la energía del impacto lance restos del vehículo. Aunque se maravilló por el hecho de que no hubo lesiones graves, Johnson dijo que no podía proponer una solución para evitar percances similares.
“No sé cómo haces que un bólido de 3,500 libras a 200 millas por hora permanezca en la pista”, dijo Johnson. “La cerca resistió y funcionó bien. Pero el hecho de que los restos del auto caigan en el graderío es algo que no sé si podría controlarse''.

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