Agencia Reforma
2015-07-04
Santiago, Chile— Chile consiguió por fin el ansiado título de la Copa América.
Lo hizo en casa y con miles de seguidores en la tribuna del Estadio Nacional agitando las banderas de su país, pero sobre todo, con mucho sufrimiento y en penales, al vencer 4-1 a Argentina, tras el 0-0 en tiempo regular.
La Roja debió soportar el futbol de una Albiceleste que salió decidida a llevarse la gloria, presionando desde la salida, y con un Messi que volaba.
Del lado de los chilenos, Jorge Valdivia era el que le imprimía magia al asunto para los anfitriones, que pese a no ser los dueños del balón, desperdiciaron dos grandes ocasiones en los primeros 23 minutos.
Primero Arturo Vidal no ejecutó con fuerza una volea dentro del área y luego Gonzalo Vargas voló su remate.
Quizá eso hizo despertar a Argentina, que comenzó a tomar el esférico y a generar las suyas, aunque ya había asustado a Claudio Bravo al 21', cuando Sergio Agüero lo exigió con un cabezazo a primer poste.
La Albiceleste controló el cierre del primer tiempo, pero sufrió la baja de Ángel di María. El "Fideo" tuvo que salir al 30', tras lesión en la pierna derecha.
Un duro golpe para su Selección ya que por sus pies pasaba el futbol de la banda izquierda.
Para el complemento apareció la mística de esta Roja, con su tesón como fortaleza, como lo hizo en toda la competencia, además de tener mejor fondo físico, con rivales caídos, víctimas de calambres.
Aún así, la vida le tenía reservada una última ocasión para la Albiceleste, al 92', cuando Higuaín cerró a segundo poste, pero envió el balón por fuera.
No era la noche del "Pipa", quien después fallaría su penal, con el que le abrió el camino de la gloria a los chilenos.
Messi lo entendió desde el momento en que se llevó las manos a la boca, incrédulo al presagiar que una vez más, Argentina quedaba segundo, como hace un año en el Mundial de Brasil 2014. Chile cerró así su Copa, guardando el trofeo, y tras un torneo con altas y bajas, en medio de escándalos extracancha.