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New York Times News Service

2015-01-25

Phoenix— Poco después de llegar a la ciudad ayer, los Halcones Marinos de Seattle se vieron en medio del circo mediático al que ya están acostumbrados tras la victoria en el Super Bowl del año pasado. Pero el entrenador en jefe Pete Carroll y un grupo de jugadores dejaron en claro que no pretenden sumarse a las varias distracciones de la Liga mientras se preparan para encarar a los Patriotas de Nueva Inglaterra en el Super Bowl XLIX.
Russell Wilson, mariscal de los Halcones Marinos, mostraba su sonrisa a la vez que respondía sobre el tema de los balones desinflados. Ya sin ser el elemento sorpresa de hace un año, parecía cómodo ahora que busca emular a Bart Starr, Bob Griese, Terry Bradshaw, Joe Montana, Troy Aikman, John Elway y Tom Brady, e ingresar al selecto grupo de mariscales en ganar Super Bowls consecutivos. “La experiencia del año pasado, creo, nos ayuda, porque conocemos el formato”, señaló Wilson.
Pero con la misma desenvoltura con que respondía preguntas sobre sus receptores, y de cómo mantiene una mentalidad positiva, Wilson descartó la idea de que el escándalo sobre los balones desinflados durante el partido por el campeonato de la Americana de Nueva Inglaterra afectará al Super Bowl.
“No tiene nada que ver con nosotros”, señaló.
El tema ha sido tan popular toda la semana que el programa televisivo “Saturday Night Live” dedicó su sketch inicial a la noticia de los Patriotas, y Bill Nye, “el hombre ciencia”, apareció en el programa ‘Good Morning America’ para criticar las teorías científicas del coach Bill Belichick de cómo es que los balones pudieron haber perdido su presión.
Pero Wilson no cayó en la trama. Cuando se le preguntó sobre sus preferencias con el balón, indicó: “Todo lo que me pregunto es: ¿tiene las cintas blancas? Si las tiene, estoy bien”.
Carroll también evitó el furor, argumentando que nunca se había puesto a pensar en el proceso de preparación de balones antes de un partido, pero que los eventos de la semana, incluyendo la inusual conferencia de prensa de Belichick el sábado, lo habían hecho investigar el proceso.
“Ahora estoy más enterado de lo que estaba hace una semana”, refirió Carroll.
La excepción a la tranquilidad fue el volátil Richard Sherman, que al ser cuestionado sobre si se consideraba el mejor esquinero de la Liga, respondió a los reporteros que no le gustaban las “preguntas de kínder”. También se mostró al natural cuando se le preguntó si pensaba que los Patriotas serían castigados por alterar los balones.
“Probablemente no”, mencionó Sherman.
Los Halcones Marinos tenían una distracción por atender, con el reporte de ESPN señalando que el director de árbitros, Dean Blandino, había advertido que si el corredor Marshawn Lynch celebraba touchdowns sujetándose la ingle, como lo ha hecho en ocasiones anteriores, el equipo sería castigado con 15 yardas por conducta antideportiva. Seattle tendría que despejar el balón desde la yarda 20 en vez de la 35.
Aunque el gesto no resultó en un castigo en el juego por el campeonato de la Nacional, la NFL multó con 20 mil dólares a Lynch luego de infraccionarlo con 11 mil 50 dólares por una celebración similar contra Arizona en diciembre. Chris Matthews, compañero de escuadra de Lynch, también fue multado por unirse a éste en la celebración, lo cual produjo que Lynch, usualmente serio, se desahogara en Twitter para quejarse.
“Me siento avergonzado de trabajar en una organización que multa a un compañero mío por saludarme de mano tras una anotación”, expresó en su tuit.
Wilson aseveró que el equipo no ha prestado mucha atención a los reportes de las consecuencias potenciales debido a que los intentos por controlar a Lynch –que ha recibido el mote de ‘Beast Mode’– no funcionarían una vez que se encuentre en la zona de anotación.

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