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Logran sueño americano

Associated Press

2014-04-22

Boston— Meb Keflezighi huyó de Eritrea, un país del Este de África cuando tenía 12 años de edad y emigró a Estados Unidos para escapar de la guerra y la pobreza.

Tatyana McFadden tenía 6 años y estaba enferma cuando una mujer estadounidense la adoptó de un orfanato ruso.

Actualmente son ciudadanos de Estados Unidos y son campeones del Maratón de Boston.

“¿Realmente no se han dado cuenta de lo que se trata el sueño americano?”, preguntó ayer Joann Flaminio presidenta de la Asociación Atlética de Boston.
“Se trata de venir a este país para tener una mejor vida. Aunque ellos sí que lograron una mejor vida”.

Desde que explotaron las bombas en la línea de la meta del maratón del año pasado, todo el país ha apoyado a esta ciudad y su característico evento deportivo, haciendo un llamado para regresar a las calles y reclamar su libertad que quedó amenazada por los ataques.

Sin embargo, la idea de que corredores estadounidense de la Calle Boylston pudieran romper la cinta de la meta este Día de los Patriotas fue considerado como la más reciente expresión de resistencia.

“Todos estuvieron comentando si esto era muy necesario”, comentó ayer Keflezighi en la tradicional conferencia de prensa del día después que fue cancelada el año pasado.

“Hacer esto en Boston después de lo que pasó el año pasado, no podrían haber pedido algo mejor”.
“Estados Unidos me dio la oportunidad y este país necesitaba la colaboración de alguna persona”, dijo.

“Y yo me ofrecí en esta ocasión”.

Ninguna corredora estadounidense había ganado el Maratón de Boston desde 1985, cuando Lisa Larsen Weidenbach obtuvo el título femenil dos años después que Greg Meyer ganara el varonil.

Estados Unidos ha tenido una mejor suerte en la división de silla de ruedas, que McFadden ganó por segunda ocasión consecutiva.

Las tres décadas de dominio de los corredores kenianos y etíopes había sido preocupante en los círculos de corredores de distancia de Estados Unidos, aunque la sequía se convirtió en una inquietud nacional después del bombazo del año pasado.

Desde entonces, se había comentado mucho acerca de lo que una victoria estadounidense podría significar en la carrera de este año, Y Shalane Flanagan –quien ha participado en tres ocasiones en las Olimpíadas desde la cercana Marblehead– se comprometió a ganar para su aporreada ciudad natal.

Pero la victoria no la obtuvo el favorito local, ni Ryan Hall, quien en el 2011 corrió el tiempo más rápido del maratón que haya logrado un estadounidense.

En lugar de eso, la catártica victoria la consiguió un residente de San Diego que estudió en Boston y platicó con el cuatro veces ganador Bill Rodgers y leyó las memorias de un hombre conocido como “Boston Billy”.

McFadden corrió por la Calle Boylston para asegurarse que el himno de Estados Unidos pudiera escucharse en la Plaza Copley un año después que un bombazo terrorista matara a tres personas e hiriera a más de 260.

McFadden, quien cumplió 25 años el día de la carrera, nació con la espina bífida y no usó la silla de ruedas cuando era niña, sino que aprendió a caminar con sus manos.

Su madre, Deborah McFadden, era comisionada de discapacidad del Departamento de Salud de Estados Unidos y visitó el orfanato a donde Tatyana había sido enviada.

“Tenía 6 años de edad y estaba enferma y con una corta esperanza de vida, mi mamá me dio la oportunidad”, dijo McFadden, quien se mudó a Baltimore y eventualmente asistió a la Universidad de Illinois.

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