Associated Press
2014-04-17
Dallas.- Monta Ellis acababa de errar un disparo desde el aire que pudo haber evitado a Dallas un enfrentamiento contra San Antonio, el primer equipo sembrado, en la primera ronda de los playoffs.
Su reacción ante jugar contra un equipo al que los Mavericks no han derrotado en más de dos años fue común para el confiado guardia: simple y desafiante.
“Las posiciones están 0-0”, dijo Ellis luego de la derrota 106-105 en tiempo extra de la noche del miércoles ante Memphis con el No. 7 de la Conferencia del Oeste en juego.
La primera temporada de Ellis en Dallas ha implicado restar importancia a todo tipo de escépticos.
Su eficacia ofensiva estaba en franco declive, así que tuvo su mejor temporada en disparos desde que soliera anotar al menos 25 puntos para Golden State. No podía jugar bien con otros, así que se instaló como inseparable de Dirk Nowitzki a excepción de los partidos en los que consiguió hacerse del control en el cuarto periodo.
Iba saliendo de una lamentable temporada de playoffs en Milwaukee, así que escogió a un equipo y a un entrenador que creyó que lo harían feliz de nueva cuenta.
Incluso si Ellis es derrotado en la primera ronda por las Espuelas, tal como le pasó con los Bucks contra Miami hace un año, le gusta lo que está haciendo en su nuevo equipo mientras cierra su novena temporada y se prepara para el primer juego de la postemporada el domingo en San Antonio.
“Tuve que crecer y aceptar algunas de las cosas que pasaban a mi alrededor que podía controlar, la cual siempre es mi actitud”, dijo Ellis. “Ser más positivo y juntarme con gente positiva. Estar en este equipo y entre este grupo de muchachos hizo que volviera a enamorarme del basquetbol”.
Ellis tuvo su mejor momento hacia el final del primer año del contrato por tres que firmó el verano pasado, con un valor de entre 25 y 30 millones de dólares.
Los Mavericks estaban a punto de desperdiciar su oportunidad de pasar a los playoffs en casa contra Phoenix cuando él desató una recuperación desde un déficit de dos dígitos con tripletas que también encendió a Nowitzki. Ellis terminó con el récord de temporada de 37 puntos.
Ellis casi volvió a hacerlo en el último partido de la temporada contra los Grizzlies, anotando 14 de sus 18 puntos en el último cuarto y en tiempo extra, incluyendo una tripleta que llevó el juego al tiempo extra.
Ellis fue la opción del entrenador Rick Carlisle estando Dallas abajo por un punto en la última jugada luego de una pantalla, errando el disparo desde el aire al sonar la chicharra que hubiera enviado a los Mavericks a Oklahoma City.
“Él es una parte muy importante de nuestro regreso a los playoffs”, dijo Nowitzki, quien fue el principal anotador de Dallas por 14ª temporada consecutiva pese a que anteriormente en el año parecía que Ellis desempeñaría ese papel. “No se ha perdido de un solo partido ni de una sola práctica. Lo necesitamos para jugar bien si queremos avanzar en los playoffs”.
Ellis habló antes de la temporada sobre cómo él y Carlisle congeniaron desde el principio. Y Ellis no hizo nada para cambiar esa dinámica bajo el mando de un jefe exigente.
Pese a que Ellis se enfurece por la idea de que esta temporada fue distinta en cuanto a su entrenamiento para elegir disparos, su defensa o su acondicionamiento, su entrenador dice que así lo fue, y elogia la forma en la que Ellis reaccionó al respecto.
“Me parece que su presencia en el roster de este año fue el mayor empuje que recibimos pese a todas las adquisiciones que hicimos, e hicimos varias muy buenas”, dijo Carlisle, quien tuvo un área completamente nueva con José Calderón y Devin Harris, quienes también firmaron como agentes libres. “Monta nos ha situado un poco por encima de donde estábamos el año pasado”.
Ellis jugó en los 82 partidos por segunda temporada consecutiva, haciendo frente además a varias lesiones. En febrero tuvo la excusa de la cercanía del descanso por el Juego de Estrellas tras lesionarse un tendón de la corva, pero terminó por hacer un viaje de tres partidos que concluyó con su noche de 41 minutos en una victoria en Indiana, el principal equipo sembrado del Este.