Associated Press
2014-04-16Little Rock, Arkansas— Un solo tropiezo en la milla 15 del Maratón de Boston de la primavera pasada arruinó cualquier posibilidad de que el corredor amputado Jeff Glasbrenner registrara cuatro horas.
El corredor tropezó con un bache, provocándose una cortada debajo de la rodilla derecha, justo donde se coloca los aditamentos para correr. Glasbrenner maldijo su suerte mientras se detenía cada milla para limpiarse la herida.
Ese contratiempo pudo haber impedido que el corredor de 41 años estuviera en medio del caos. Glasbrenner se encontraba a tres cuadras de la meta cuanto el maratón fue detenido por las dos explosiones de bomba.
“Un bache me pudo haber salvado la vida”, dijo Glasbrenner.
Este año, es uno de los 4,781 corredores que se darán cita en el regreso de la carrera, con la oportunidad de terminar un asunto pendiente cuando vuelvan a colocarse en la línea de salida.
Para muchos, se trata de la oportunidad de finalmente ver los frutos de meses de entrenamiento –docenas de sesiones y cientos de millas recorridas– y llegar a la meta. Para Glasbrenner, su regreso a Boston se convirtió en mucho más que terminar.
Glasbrenner llegará con compañía, pues entrenó a los amputados de la pierna derecha Andre Slay y Chris Madison, quienes nunca se habían imaginado participar en un maratón.
“Será un día lleno de alegría y lágrimas”, dijo Glasbrenner, quien da discursos motivacionales y ha participado tres veces en los Juegos Paralímpicos en basquetbol en silla de ruedas. “Pero vamos a llegar juntos a la meta”.
Glasbrenner siempre ha sido el tipo de deportista con “hazañas por hacer”: cuando termina una aventura ya está pensando en la siguiente. Ha terminado 13 maratones y 22 triatlones Ironman.
Así que Glasbrenner tuvo que regresar a Boston para concluir su misión. Suya y de quienes resultaron lesionados en las explosiones, las cuales dejaron un saldo de tres muertos y 260 heridos. Al menos 16 personas perdieron uno o más miembros. Glasbrenner no fue ajeno a la situación, habiendo perdido parte de su pierna en un accidente agrario cuando tenía 8 años.
“Tuve momentos difíciles al ver las noticias un par de días después de lo de Boston”, dijo Glasbrenner, quien llevaba 25.9 millas recorridas –de acuerdo con su rastreador GPS– cuando la Policía detuvo a los corredores. “No voy a dejar que un par de tipos malos se roben mi meta”.
El corredor convenció a Slay y a Madison de que se le unieran en la línea de salida. No fue fácil: ninguno había participado en una carrera tan larga. Y primero, tenían que participar en un evento eliminatorio, pues para poder participar en Boston, las personas con ese tipo de discapacidades deben poder terminar un maratón en menos de ocho horas).
Los tres empezaron a entrenar juntos a finales de junio pasado en los alrededores de Little Rock. Al menos una vez a la semana, se reunían para una carrera. El resto de los días, Glasbrenner les daba un programa de entrenamiento a seguir.